Sábado, 18 de Mayo del 2024
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Comentario Dominical del Evangelio
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VER CON EL CORAZÓN

Domingo XVI, Tiempo Ordinario (ciclo B): 22 de julio del 2012

 

*Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas para que crezcan (Jer 23,1-6)

*Por Jesús nos acercamos al Padre en un mismo Espíritu (Ef 2,13-18)

*Jesús se compadece, pues eran como ovejas sin pastor (Mc 6,30-34)

 

En el Evangelio de hoy dos grupos se reúnen en torno a Jesús:

-El pequeño grupo de los Doce apóstoles que han vuelto de su primera  

experiencia misionera. A ellos Jesús les dice: vengan a descansar.

-Y una gran muchedumbre. Jesús se compadece, eran como ovejas sin pastor, y les alimenta con el don de su Palabra y con el don del Pan.

 

Vengan a descansar

*Leonardo Boff escribe: La economía actual, en los últimos tiempos,

ha dado un golpe a la política, a la cultura y a la ética,

y se ha instalado como el único motor que hace andar a la sociedad.

Es la ‘Gran Transformación’ que ya, en 1944, el economista húngaro-

norteamericano Karl Polanyi denunciaba enérgicamente (…).

La naturaleza de esta economía es querer crecer siempre, aun a costa

de la devastación del sistema-naturaleza y del sistema-vida.

*Por su parte, Dalai Lama nos dice lo siguiente:

Lo que más me sorprende del hombre occidental,

es que pierden la salud para ganar dinero,

después pierden el dinero para recuperar la salud.

Y por pensar ansiosamente en el futuro no disfrutan el presente,

por lo que no viven ni el presente ni el futuro.

Y viven como si no tuviesen que morir nunca,

y mueren como si nunca hubieran vivido.

*Hoy, son muchísimos los que se han olvidado del valor de la vida,

para ahogarse en el activismo deshumanizador del trabajo productivo.

A estas víctimas que viven esclavizadas, Jesús les sigue diciendo:

Vengan ustedes solos a un lugar tranquilo a descansar un poco.

Necesitamos descansar y hacer que los demás, sobre todo los pobres

que sufren pobreza y miseria, recobren aliento (Ex 23,12).

Descansar para encontrarnos: -con nosotros mismos, -con los demás,

-con la naturaleza, -con Dios. Así lo hace Jesús: se levanta de madrugada, va a un lugar despoblado, y se pone a orar (Mc 1,35).

 

 


 

 

Como ovejas sin pastor

*Si nos ponemos a caminar, como lo hacía Jesús, por los pueblos

y las ciudades de nuestro país, mayoritariamente cristiano-católico,

vamos a encontrar una inmensa multitud de niños, jóvenes y adultos

que sufren el peso intolerable de la exclusión social… están afuera…

son desechables… son sobrantes (DA, n.65). Son ovejas sin pastor.

*Sin embargo, todos ellos son personas con rostros muy concretos,

en los que deberíamos reconocer los rasgos sufrientes de Cristo:

-Son niños abandonados por sus padres: huérfanos de padres vivos,

golpeados por la pobreza y explotados cuando encuentran trabajo…

-Son jóvenes desorientados por no encontrar su lugar en la sociedad,

frustrados por falta de oportunidades de capacitación y ocupación…

-Son campesinos privados del agua y de la tierra que los vio nacer,

porque sin su consentimiento sus tierras son concesionadas a otros…

-Son obreros que, generalmente, viven con salarios de hambre

y con dificultades para organizarse y defender sus derechos…

-Son desempleados y sub-empleados sometidos a fríos cálculos

del sistema económico neocolonialista, para que otros vivan mejor…

-Son marginados y hacinados urbanos que viven en la miseria,

frente a la ostentación de riqueza de ciertos grupos privilegiados…

-Son ancianos, cada día más numerosos, marginados de la sociedad

del progreso que prescinde de las personas que no producen…

(Puebla, n.32-39.  Santo Domingo, n.178.  Aparecida, n.65 y 402).

*Al ver todos estos rostros, ¿bastará decir: nos comprometemos

en una opción evangélica y preferencial por los pobres,

firme e irrevocable pero no exclusiva ni excluyente? (SD, n.178).

-J. J. Rousseau sostuvo: La igualdad de la riqueza debe consistir:

en que ningún ciudadano sea tan opulento que pueda comprar a otro,

 y ninguno tan pobre que se vea necesitado de venderse.

-Los cristianos debemos ver nuestra realidad como lo hacía Jesús,

que veía todo con un corazón lleno de compasión. Y, precisamente,

al ver que aquellos hombres y mujeres son como ovejas sin pastor,

les enseña con calma y, luego, comparte con ellos el pan.

*En nuestras fiestas patronales, hay devotos como ovejas sin pastor

que acuden a los templos buscando a Jesús aunque sea vagamente…

Otros, en cambio, van con hambre de Jesús y de su Palabra de Vida.

Con nuestras celebraciones Eucarísticas y predicaciones ¿buscamos saciar el hambre de Dios y el hambre de pan, de todos ellos?   J.C.A

 

 


 

 

LA MIRADA DE JESÚS

Marcos describe con todo detalle la situación. Jesús se dirige en barca con sus discípulos hacia un lugar tranquilo y retirado. Quiere escucharles con calma, pues han vuelto cansados de su primera correría evangelizadora y desean compartir su experiencia con el Profeta que los ha enviado.

El propósito de Jesús queda frustrado. La gente descubre su intención y se les adelanta corriendo por la orilla. Cuando llegan al lugar, se encuentran con una multitud venida de todas las aldeas del entorno. ¿Cómo reaccionará Jesús?

Marcos describe gráficamente su actuación: los discípulos han de aprender cómo han de tratar a la gente; en las comunidades cristianas se ha de recordar cómo era Jesús con esas personas perdidas en el anonimato, de las que nadie se preocupa. Al desembarcar, Jesús vio la multitud, se conmovió porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles con calma.

Lo primero que destaca el evangelista es la mirada de Jesús. No se irrita porque han interrumpido sus planes. Los mira detenidamente y se conmueve. Nunca le molesta la gente. Su corazón intuye la desorientación y el abandono en que se encuentran los campesinos de aquellas aldeas.

En la Iglesia hemos de aprender a mirar a la gente como la miraba Jesús: captando el sufrimiento, la soledad, el desconcierto o el abandono que sufren muchos y muchas. La compasión no brota de la atención a las normas o el recuerdo de nuestras obligaciones. Se despierta en nosotros cuando miramos atentamente a los que sufren.

Desde esa mirada Jesús descubre la necesidad más profunda de aquellas gentes: andan como ovejas sin pastor. La enseñanza que reciben de los maestros y letrados de la ley no les ofrece el alimento que necesitan. Viven sin que nadie cuide realmente de ellas. No tienen un pastor que las guíe y las defienda.

Movido por su compasión, Jesús se pone a enseñarles con calma. Sin prisas, se dedica pacientemente a enseñarles la Buena Noticia de Dios y su proyecto humanizador del Reino. No lo hace por obligación. No piensa en sí mismo. Les comunica la Palabra de Dios, conmovido por la necesidad que tienen de un pastor.

 

No podemos permanecer indiferentes ante tanta gente que, dentro de nuestras comunidades cristianas, anda buscando un alimento más sólido que el que recibe. No hemos de aceptar como normal la desorientación religiosa dentro de la Iglesia. Hemos de reaccionar de manera lúcida y responsable. No pocos cristianos buscan ser mejor alimentados. Necesitan pastores que les transmitan la enseñanza de Jesús.             José Antonio Pagola (2012)

 

 


 

MIRAR A LA GENTE COMO JESÚS

            Los discípulos, enviados por Jesús para anunciar su Evangelio, vuelven entusiasmados. Les falta tiempo para contar a su Maestro todo lo que han hecho y enseñado. Al parecer, Jesús quiere escucharlos con calma y los invita a retirarse ellos solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.

La gente les estropea el plan. De todas las aldeas corren a buscarlos. Ya no es posible aquella reunión tranquila que había proyectado Jesús a solas con sus discípulos más cercanos. Para cuando llegan al lugar, la muchedumbre lo ha invadido todo. ¿Cómo reaccionará Jesús?

El evangelista describe con detalle su actitud. A Jesús nunca le estorba la gente. Fija su mirada en la multitud. Sabe mirar, no solo a las personas concretas y cercanas, sino también a esa masa de gente formada por hombres y mujeres sin voz, sin rostro y sin importancia especial. Enseguida se despierta en Él la compasión. No lo puede evitar. Le dio lástima de ellos. Los lleva a todos muy dentro de su corazón.

Nunca los abandonará. Los ve como ovejas sin pastor: gentes sin guías para descubrir el camino, sin profetas para escuchar la voz de Dios. Por eso se puso a enseñarles con calma, dedicándoles tiempo y atención para alimentarlos con su palabra curadora.

Un día tendremos que revisar ante Jesús, nuestro único Señor, cómo miramos y tratamos a esas muchedumbres que se nos están marchando silenciosamente de la Iglesia, tal vez porque no pueden escuchar entre nosotros su Evangelio o porque ya no les dicen nada nuestros discursos, comunicados y declaraciones.

Personas sencillas y buenas a las que estamos decepcionando porque no ven en nosotros la compasión de Jesús. Creyentes que no saben a quién acudir ni qué caminos seguir para encontrarse con un Dios más humano que el que perciben entre nosotros. Cristianos que se callan porque saben que su palabra no será tenida en cuenta por nadie importante en la Iglesia. 

 

Un día, el rostro de esta Iglesia cambiará. Aprenderá a actuar con más compasión, se olvidará de sus propios discursos y se pondrá a escuchar el sufrimiento de la gente. Jesús tiene fuerza para transformar nuestros corazones y renovar nuestras comunidades. Hemos de volver a Él.                                                                           J. A. Pagola (2009)


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